sábado, 25 de octubre de 2008

La céleste Praline

Imagen: Liudmilla kondakova

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La céleste Praline



Sé que no es el día que acostumbro a venir, mon pére, pero necesitaba hablar. La panadería se abrió ayer. Aunque no es una panadería. Cuando me desperté ayer , a las seis de la mañana, ya habían retirado la tela de protección que la cubría. Estaban colocados el toldo y los postigos y levantada la persiana arrollable del escaparate. Lo que antes era un caserón corriente y más bien destartalado, como tantos otros de por aquí, se había convertido en una especie de tarta roja y dorada que se recortaba sobre un deslumbrante fondo blanco. En los maceteros de las ventanas hay rutilantes geranios rojos y en torno a las barandillas se retuercen guirnaldas de papel crespón. Y coronándolo todo , un letrero de madera de roble en el que aparece el nombre de la tienda trazado con letra inglesa


La Céleste Praline
Chocolaterie Artisanale


No puedo decir otra cosa: me parece una ridiculez. Una tienda como esta podría encajar en Marsella o en Burdeos...incluso en Agen , donde el comercio turístico está cada día más pujante. ¡Pero en Lansquenet-sur-Tannes! ¡Y nada menos ahora, al principio de la cuaresma, la época en que por tradición hay que privarse de todo! Parece una perversidad y , encima, deliberada. Esta mañana me he fijado en el escaparate. Hay un estante de mármol blanco, sobre el que se alinean gran cantidad de cajas, paquetes, cucuruchos de papel de plata y oro, rositas, campanas, flores, corazones y largas cintas rizadas y multicolores. Hay bandejas y campanas de vidrio llenas de bombones , pralinés, pezones de Venus, trufas, mendiants, frutas confitadas, ramos de avellanas, conchas de chocolate, pétalos de rosa confitados, violetas azucaradas...Todo protegido del sol por la persiana entrecerrada que sirve para tamizar la luz y hace que todo brille y reluzca profundamente como un tesoro oculto y recién descubierto; cueva de Aladino llena de deslumbrantes maravillas. Y en medio del escaparate , un magnífico centro: una casa de pan de jengibre con las paredes de pain d´épices recubierto de chocolate, con el detalle de sus tuberías de azúcar plateado y dorado que las recorren, sus baldosas de frutos secos bañados de chocolate, cada uno con su fruta azucarada, sus curiosas parras de azúcar y chocolate que trepan por los muros y hasta sus pajarillos de mazapán que parecen cantar en árboles de chocolate... y también la bruja, recubierta de chocolate negro desde la punta del sombrero hasta el borde de la larga capa, montada a horcajadas en el palo de una escoba que en realidad es una gigantesca rama de guimauve y con esos largos y retorcidos dulces de malvavisco que se ven colgados en los puestos de golosinas los días de carnaval...Desde la ventana de mi casa veo la suya, como un ojo que me hiciera un guiño con la intención de conchabarse astutamente conmigo.



Joanne Harris
Chocolat
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1 comentario:

Abriles dijo...

¡Que sepas que te echo de menos! Smuacksss...